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13/04/2009 - 12:52
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« LA POLLERA NO ES UN DISFRAZ. DEBE SER USADA EN NUESTRAS FIESTAS PATRIAS COMO LO ES EN LOS CARNAVALES » Difícil es estevistar a una mujer como Ramona Lefevre (1886-1955) que ha vivido una vida tan llena de interés, para quien las respuestas le son tan difíciles como a nosotros las preguntas, cuando quisiéramos condensar en uno solo mil aspectos distintos mientras ella vierte todo un raudal de recuerdos que emergen espontáneamente. Su nombre está tan ligado al pueblo panameño que casi no necesita presentación. Quién no ha oído hablar de ella ? Quién no sabe que es este un nombre vinculado a la historia nacional desde las Colonias, pues desde su tatarabuelo Don José Manuel de Arce (1786-1847) quien firmó con 4 mas de la familia el acta de independencia de España y toda su familia tomó parte en la separación del Istmo en 1903, de su tío Manuel A. Guerrero (1833-1909), Primer Presidente de la República, y después de Ernesto Lefevre (1876-1922), su hermano, también Presidente de Panamá? La Trona, como se le llama en todas partes, es de las mujeres que no lamentan ni pueden lamentar el paso del tiempo, como ella misma lo dice, porque la vida no le ha negado nada; al contrario, protegida de los Dioses, lo tuvo todo a manos llenas, belleza, amor, fortuna, amistad, dones apetecibles, elevados goces del espíritu. Fué ella a la que rindieron homenaje en galantes versos Ricardo Miró (1883-1940) y Genzier (1887-1943). Entre sus más queridos recuerdo parece contar su presentacíon en la Corte de Inglaterra, sus días de Reina el Carnaval de Panamá, y el cariño con que distinguió su tía hermana de su madre Doña María Ossa de Amador (1855-1948), primera dama de la República. Al hablar de sus viajes, no podría decir con precisión qué país le atrajo más de los muchos que ha visto en sus incontables viajes a Europa y los Estados Unidos. Sólo sabe que para vivir no hay nada como París a Washington, pero para dejarse querer, para arraigar en el corazón, en la propia alma, no hay ni habrá país alguno, dice, como Panamá. Y esto precisamente, esta su condicón de panameña pegada al terruño, es lo que inspira en ella su predilección por el traje nacional, la Pollera. En salvarlo de la vulgaridad y del olvido, en lucirlo en embajadas y cortes lejanas, en llevarlo por los grandes salones del mundo, ha empleado ella gran parte de su juventud, de su belleza y de su fortuna. Eso es lo que Panamá le debe a la Trona Lefevre. Motivo por demás justificado para que todos los años la Junta de Carnaval le dedique un carro especial, donde ella sale a mostrar el lujoso atavío nacional, cada año renovado. Por eso, Epocas, alerta siempre a todo lo que reafirma nuestra nacionalidad, no vacila en dedicar esta página en su honor. Tratemos ahora de organizar, condensando hasta donde sea posible, las mil cosas que nos dice la Trona en una tarde de verano, mientras pasa el viento del Norte, humedecido de mar y de recuerdos gratos. La Pollera en tierras lejanas. - Desde la edad de once años, salí de Panamá para ir al Notre Dame College en Baltimore. He vivido 16 años en Washington 5 en Paris, y he efectuado no menos de 16 viajes a Europa. Acompañé a mi hermano Joe en todas partes durante su larga carrera diplomática. Fui anteriormente presentada en la Corte de Inglaterra por el Dr. Octavio Méndez Pereira (1887-1954), entonces Ministro de Panamá en Londres y Paris. Una de las muchas veces que usé la pollera en el exterior fué el día en que Narciso Garay (1876-1953), dió una recepción en París con motivo del 3 de Noviembre. Siendo la fecha mas panameña, crei oportuno lucir la pollera alli; asi lo hice siendo la única que se presentara en tal vestido, y sus joyas que fué muy bien acogido. Desde esa vez me hice el propósito de hacer conocer la pollera en todas partes y darle el realce que se merece tan bello y delicado atavío, que considero tan valioso por ser hecho a mano todo su rico decorado y por la originalidad de sus joyas. Por otra parte, he creído que este vestido, siendo una de las pocas cosas tradicionales que nos quedan en medio de tantas influencias extrañas, debe ser usado no solamente en los carnavales, sino también en las fiesta patrias, puesto que él nos está hablando de nuestra propia personalidad. Y aún más, opino que debemos establecer un día de la Pollera, que yo propondría fuese el 6 de Enero, porque antigüamente ese día, que es el día de Reyes, se acostrumbraba vestir la pollera. Además para esa fecha ya todas las panameñas tienen listas sus polleras para lucir en los carnavales. Como se salvaron las joyas de la pollera. - En la época de crisis en 1934 en Panamá, se fundía todo el oro de las prendas para enviarlo al exterior en barras de oro que regresaba al país convertido en dinero. Supongo que por esa misma época todavía se permitía sacar del país los objetos artísticos encontrados en las huacas. Esos que dice Narciso Garay que eran destruído, si eran de barro, por ambiciosos e ignorantes connacionales, y fundidos todos aquellos hechos de oro, cobre, o cualquier otro material negociable, hasta que llegó a oídos de los investigadores extranjeros quienes vinieron a salvar dichos « tesoros » para los grandes museos del mundo. De esa misma manera eran destruídas gran cantidad de nuestras típicas joyas, de las cuales salvé muchas, comprándolas con el sólo objeto de que no se perdieran. Estas joyas, junto a las que adquirí por herencia, son las que forman hoy la mas rica colección de Panamá, la cual, al igual que mis 29 polleras y las que haga en el futuro, dejaré a la nación. Para ello, para su mejor conservación y lucimiento, quiero buscar yo misma un lugar apropiado. Tal ha sido mi afición por este atavío nuestro, que deseo que este sea mi vestido último, el que lleve en el viaje definitivo. Nunca me ha gustado la ostentación ni el lujo en mi manera de vivir ni en mi vestir, pero eso sí, mi vanidad de mujer, mi orgullo, está en vestir la pollera con toda su riqueza de bordados y joyas. La pollera es la expresión de la mujer panameña. |